Muchas gracias señor Presidente, Señor Primer Secretario:
Desde ÁGORA SOCIALISTA, y yo, como su portavoz, manifestamos la enorme preocupación que está impregnando a buena parte de la sociedad catalana y por ende española, por la deriva que están llevando nuestros dirigentes políticos en general y particularmente los que nos representan en Cataluña.
Todavía estando caliente el resultado electoral de las elecciones municipales, el gobierno catalán, pese a las advertencias recibidas basadas en la prudencia, ha decidido embarcarse en su viaje a Ítaca, siendo su próximo objetivo el 27 de septiembre de éste año.
A día de hoy con el Presidente Más a la cabeza y presionados por los representantes del nacionalismo separatista más intransigente, han decidido llevar a la Generalitat a un camino sin salida con el fin de bloquear cualquier esperanza de una posible vuelta atrás, sin calcular las graves consecuencias que derivan de esta actitud.
Ante estos hechos hemos llegado a la conclusión de que sea cual sea el resultado de los pactos electorales a concretar en los próximos días, la amenaza soberanista no va a desaparecer de nuestro entorno accediendo a las peticiones de más autogobierno, así como tampoco se calmarán las exigencias de asociaciones separatistas como la Asamblea Nacional de Cataluña (ANC), de Ómnium Cultural, y de quienes las sustentan económicamente, entroncados básicamente con buena parte de la burguesía y del empresariado catalán; todos ellos representados en lo que conocemos como iniciativas claramente involucionistas dirigidas a un único fin que es romper la unidad del Estado mediante la consecución de un sucedáneo de referéndum que en sí conculca el derecho de todos los españoles en favor de una parte de estos.
Muchos de los miembros de nuestra asociación, Ágora Socialista, hunden sus raíces en las de la propia creación del PSC pues sus fundadores formaron parte de la Federación Socialista de Cataluña FSC (PSOE) y por ende de los máximos representantes del PSOE y de la UGT en Cataluña. Actualmente, los que conformamos la dirección de esta organización, dentro de nuestras posibilidades y con un entorno hostil a nuestro desarrollo como representantes del socialismo no identitario, seguimos defendiendo la unidad del socialismo catalán con los del resto de España, aún a sabiendas de tener que aceptar algunos postulados contrarios a nuestros planteamientos, recibiendo en numerosas ocasiones el calificativo de “españolistas” por el hecho de sentirnos identificados tanto con las tesis del PSOE como las que inicialmente llevaba el PSC en su génesis. Es por este motivo que nos sentimos legitimados para reclamar de los órganos de dirección, a la vista de los resultados electorales y de la regresión representativa de nuestro partido ante su electorado natural, la máxima implicación posible para dar salida a esta deriva ideológica en la que nos sentimos inmersos en Cataluña, proponiendo un cambio de rumbo diferenciado del actual que identifique de nuevo a nuestro electorado potencial no identitario con el mensaje propuesto desde el PSOE y alejado como es evidente de la línea confusa que proyectamos en la actualidad.
A la vista de todo cuanto hemos expuesto, afirmamos que de seguir por esta línea vemos difícil que el PSC recupere la confianza de los millares de electores que nos han ido abandonando, perdiendo así una influencia decisiva en la dirección de la política catalana, así como la consiguiente pérdida de poder en la política española, una situación que podría hacer inviable el desalojo de la derecha del gobierno central.
Es por todo ello que nos vemos en la obligación de plantear al Consell y al conjunto del PSC la necesidad de:
1 – Recuperar la defensa real de un proyecto socialista e inequívocamente vinculado al de los socialistas del resto de España. Es inaceptable que un partido con capacidad de gobierno tenga unos porcentajes de voto por debajo del 20%.
2 – El abandono por parte del PSC de su incomprensible seguidismo respecto de las tesis e incluso del lenguaje del nacionalismo identitario. Por ejemplo, dejemos de hablar de partidos independentistas cuando en realidad son separatistas o secesionistas, ya que Cataluña, por lo menos desde los Reyes Católicos, nunca fue un Estado dependiente de España para que ahora pidan la independencia, y no me digan que es una forma de hablar. La palabra es la fuerza de un político. Es lo que a ellos les interesa, que no a nosotros.
3- La más absoluta convicción de lo errónea que resulta la estrategia actual de remitirnos a un indefinido estado federal no solamente porque será rechazado por las demás fuerzas políticas de nuestro entorno, sino porque tampoco darían satisfacción a los partidos separatistas, ya que su fin último es la destrucción de España como país y como Estado.
Lamentablemente, creemos que la ignorancia de estas realidades de cuanto aquí exponemos, podría significar el fracaso de la unidad de los socialistas catalanes y hacer inevitable la recuperación y puesta en marcha de la histórica Federación Socialista Catalana (PSOE).
Finalmente y por lo que se refiere a la globalidad de la acción política española, nos vemos en la necesidad de recordar algo tan elemental como que los gobiernos de todos los niveles, las instituciones y los partidos políticos tienen la ineludible obligación de recuperar la vigencia efectiva del Estado de Derecho en Cataluña donde muchas de sus autoridades e instituciones hace mucho tiempo que están incumpliendo la Constitución y se niegan reiteradamente a acatar las sentencias de los más altos tribunales. A modo de ejemplo bastaría señalar el continuo maltrato de los símbolos constitucionales y de los derechos lingüísticos de más de la mitad de los ciudadanos de Cataluña con el fin de propiciar un supuesto proyecto nacional claramente separatista que convertiría en ciudadanos de segunda a aquellos catalanes que no aceptan las tesis nacionalistas, a todos los cuales y, a lo más concienciados de nuestra ciudadanía, deberíamos servir como cauce e instrumento para trabajar por una sociedad más libre, más justa y más solidaria. Muchas gracias. Barcelona a 6 de junio de 2015. Eduardo Valencia Hernán.
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