En Cataluña, la imaginación está en el poder: más que en un Estado de derecho estamos en un Estado imaginario… “No sé lo que va a pasar, es más, no tengo ni idea, últimamente he dejado de entender la política catalana, una política que no se mueve por razones sino por emociones. No soy psiquiatra”… Ramón de España publicó el año pasado El manicomio catalán y hace unas semanas El derecho a delirar, con adecuados enfoques de ciencia política para su objeto de estudio. Libros indispensables. Quizás él sepa descifrar el futuro. A mí, un anticuado racionalista, me resulta más difícil. Porque, efectivamente, penetrar en el mundo de los sentimientos y las emociones no es tarea sencilla. Pero en este mundo estamos los catalanes desde hace muchos años, ahora de forma quizás más aguda.
Clicar aquí para leer artículo completo en El País> 3/12/2014
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