En Convergència ya nadie sabe quién es Jordi Pujol. Como si hubiera sido un tipo que pasó por allí, se sacó el carnet, y tras haber sido pillado en un supermercado por llevarse un paquete de pilas (eso sí, alcalinas), se le hubiera sumido en un vacío por ser un mal ejemplo. Nadie sabe quién es, ni sus métodos, y todos han quedado muy pero que muy sorprendidos. Recomiendo a todos ellos que vayan a You Tube y pongan en el buscador Ubú President y vayan hacia la parte final de la magistral obra de Albert Boadella.
Clicar para leer a Sergio Fidalgo en Crónica Global> 6/8/2014
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