El nacionalismo catalán ha necesitado para su supervivencia un enemigo imaginario durante estos 35 años de democracia, cuestión esta que se expuso con aparente naturalidad en los años 80 con motivo del caso de Banca Catalana. Aún tenemos vivos en nuestros recuerdos las distintas manifestaciones que, en lugar de defender a la justicia y que los corruptos fueran a la cárcel, estas se hacían contra de España, comparando a Felipe González, entonces prresidente de Gobierno, con Felipe V, el borbón que sofocó la rebelión de Cataluña en la Guerra de Sucesión, y como todo ello se hacía en nombre de Cataluña.
Clicar aqui para leer a Isidro Carpio en Crónica Global> 23/10/2013
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