… muy puesta ella en el lenguaje de los políticos catalanes, y recitar a pies juntillas todo el camelo de aquel patriarca que gobernó Cataluña durante tanto tiempo: que si hay que integrarse en la sociedad catalana, que si hay que pedir a los catalanes que te hablen en catalán porque estás deseando aprenderlo, que si hay que estar agradecido a quien nos da trabajo, que pensar diferente al catalanismo es odiar a los catalanes…
La Voz de Bcn> 19/4/2013
De vez en cuando aparecen en las redes sociales de internet vídeos que tienen éxito y se dice de ellos haber alcanzado un número de visitas realmente notable como para suponer que su mensaje puede conseguir influir en la sociedad. Esta vez ha sido uno de una chica muy joven y muy mona dando un mensaje de buen rollito. A saber, que en su Andalucía natal le enseñaban desde pequeñita a odiar a los catalanes. Mensaje con un claro corolario. Los andaluces son, primero, mala gente, odiando sin motivo; y segundo, raros, porque esa condición la ejercen de forma selectiva. Precisamente, mira por donde, contra los catalanes.
Con lo cual, demuestra que esa chavala tiene de andaluza lo que yo de chino. Por la sencilla razón de que la relevancia que la singularización que puedan tener los catalanes ante los andaluces no da como para que alberguen ningún sentimiento especial hacia ellos. Ni siquiera malo. Como hijo de andaluces que soy, lo sé perfectamente.
De entrada, la presentación queda bastante cómica. Mis orígenes me permiten distinguir perfectamente el acento andaluz de la imitación de acento andaluz, que es lo que hace ella. Pero luego, al escucharla dice uno: ¡Qué casualidad! Una persona que ha llegado a Cataluña hace meses con los proyectos y preocupaciones de cualquier persona de su edad y, precisamente, lo que más le ha interesado ha sido ponerse a defender, o al menos justificar, la independencia de Cataluña, muy puesta ella en el lenguaje de los políticos catalanes, y recitar a pies juntillas todo el camelo de aquel patriarca que gobernó Cataluña durante tanto tiempo: que si hay que integrarse en la sociedad catalana, que si hay que pedir a los catalanes que te hablen en catalán porque estás deseando aprenderlo, que si hay que estar agradecido a quien nos da trabajo, que pensar diferente al catalanismo es odiar a los catalanes o como mínimo, desconocer Cataluña. Es decir, todos los esquemas del pujolismo radicalmente contrarios a los de una sociedad abierta donde no hay relaciones de vasallaje, donde cada individuo es un mundo y tiene su aportación singular e insustituible, de acuerdo a su experiencia y su historia personal, a la vida colectiva.
Intentando que no se note el engaño, la chica hace algunos esfuerzos para despistar soltando algunas frases de buen rollito, como que todos los radicalismos son malos, y demás lugares comunes. Obviamente nos encontramos ante uno más de los productos de agitprop del nacionalismo catalanista, preparado por alguna de las entidades ampliamente subvencionadas con nuestros impuestos, donde hay gente con el suficiente tiempo libre como para maquinar un bodrio así. Como este conglomerado de entidades se tiene que apoyar entre sí, el bodrio tuvo hasta el apoyo de La Vanguardia, elogiando la supuesta sensatez y cordura de la imitadora de andaluza.
No voy a negar que desde el resto de España hay reacciones impresentables ante la forma de actuar de los políticos catalanes. Pero en el resto de España, la idea de la secesión de Cataluña será sentida siempre (en mi opinión, con todo derecho) como una bofetada. Y por desgracia, muchas veces, el nivel cultural no da como para una respuesta verdaderamente inteligente. Pero eso no justifica, ni mucho menos, decir falsedades insultantes como que las familias andaluzas se dedican a inculcar a sus hijos odio hacia nadie.
¿Qué se pretende? Ya lo expliqué en un artículo anterior. Estos trileros de las fibras más primitivas del ser humano no hacen victimismo, hacen otra cosa muy distinta que se llama chantaje moral. Quieren conseguir que quien no se identifique con los proyectos políticos del catalanismo vayamos por la vida con la cabeza gacha pidiendo perdón por unos pecados imaginarios y esperando la redención a base de subirnos a su carro. Y de esa manera, unas ideas en otro tiempo minoritarias, se van inoculando en la sociedad, haciendo que todo debate, todo asunto colectivo gire en torno a sus obsesiones.
José Miguel Velasco es portavoz de Ciudadanos en El Prat de Llobregat
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