El PSC vuelve al Partido Único Catalán

FdeC                          Frances de Carreras en el Blog de Ciutadans

… en Catalunya el PSOE no existe, la secesión catalana ha empezado por el partido socialista, la precaria lealtad que hasta ahora se mantenía puede darse por acabada y el PSC vuelve a ser, de hecho, el ala socialdemócrata de CiU… Esta semana Pere Navarro ha vuelto al redil. «Ya no dirán que no soy nacionalista»… Los socialistas catalanes han agradecido la trampa que les tendían: han podido volver a su lugar natural…

OPINION publicada por La Vanguardia el 16/03/2013  

Decir que el PSOE no está atravesando uno de sus mejores momentos es quedarse corto. Hasta los propios socialistas lo admiten. En su oposición parlamentaria no aciertan ni en el fondo ni en la forma: en lugar de hacer visible una alternativa en positivo se limitan, simplemente, a sostener lo contrario al Gobierno. No son creíbles. Encima en tono crispado: cuando uno levanta demasiado la voz es que sabe que le asiste poca razón, que le faltan argumentos.

Además, en las últimas semanas Alfredo Pérez Rubalcaba se está quedando sin autoridad: rebelión en Galicia, error en Ponferrada y, sobre todo, desafección de sus excompañeros catalanes. Excompañeros, sí. Muchos en el PSOE así lo consideran, algunos veteranos desde hace tiempo, otros más jóvenes empiezan a verlo claro: en Catalunya el PSOE no existe, la secesión catalana ha empezado por el partido socialista, la precaria lealtad que hasta ahora se mantenía puede darse por acabada y el PSC vuelve a ser, de hecho, el ala socialdemócrata de CiU.

Esta semana Pere Navarro ha vuelto al redil. «Ya no dirán que no soy nacionalista», habrá repetido utilizando las mismas palabras que pronunció Companys el 6 de octubre de 1934 al terminar su heroico discurso desde el balcón de la Generalitat. Recuerdo el rostro de Navarro en la sesión parlamentaria que aprobó la declaración soberanista cuando Sánchez Camacho y Rivera le felicitaron por haber votado en contra al alinearse con sus posiciones. El rostro de Navarro estaba tenso, se le notaba molesto, con la mandíbula apretada. «Esta gente me está insultando» parecía decir para sus adentros.

Todo ha vuelto a su lugar esta semana. Previamente, Navarro fue protagonista en Madrid. Primero le quitó el titular a Rubalcaba al dar consejos al Rey al mismo tiempo que el líder del PSOE se fajaba con Rajoy en el debate de la nación. A los pocos días, los socialistas catalanes votaron una moción contraria a las posiciones del PSOE sobre el llamado derecho a decidir para darse el gusto de discrepar de los socialistas españoles.

El bloque nacionalista catalán, siempre hábil y con pocos escrúpulos, recogió el guante y ahora les ha hecho votar, junto a ellos, la misma propuesta que el PSC aprobó en Madrid aunque fuera muy distinta a la declaración soberanista. Los socialistas catalanes han agradecido la trampa que les tendían: de nuevo han podido volver a su lugar natural, ése que les hace perder doscientos mil votos en cada elección autonómica desde el 2003.

Navarro ha sonreído aliviado, se ha mostrado satisfecho y distendido: los nacionalistas catalanes, políticos y columnistas, le han felicitado por su valor, su patriotismo, su vuelta a la centralidad. Ya no está con el PP y C’s. De nuevo está en el PUC, el partido unificado de Catalunya que gobierna en la Generalitat desde el 2003, dirigido por ERC.