DIADA X – UNA INMENSA MAYORÍA. Pepe Castellano

… somos una inmensa mayoría los catalanes que no estuvimos en la manifestación y que en general, tampoco  comulgamos con las ruedas de molino de la imposible y truculenta independencia ni con la historieta del pacto fiscal que de paso les sirve para ocultar el inconfesado propósito de cargarse de (sin) razones y poder preparar con ventaja unas truculentas elecciones a corto/medio plazo, ocultando, como de costumbre, la cartera detrás de la señera.

Para un razonable análisis de la Diada habrá que empezar por las siempre discutidas y manipuladas cifras de asistentes a la manifestación celebrada ayer que, según sus organizadores (y por ello máximos sospechosos de sectarismo), la autodenominada  Asamblea Nacional Catalana (ANC), alcanzaron los dos millones de personas o sea, algo así como los cincuenta o sesenta mil llegados en autobuses desde toda Cataluña y sumándoles la práctica totalidad de los barceloneses siempre que dejaran totalmente vacías todas sus viviendas, calles y barrios), nada más y nada menos!

Por su parte, la Guardia Urbana de Barcelona controlada por los mandos de Convergencia i Unió, lo que tampoco garantiza demasiada credibilidad, nos daba como cifra aproximada la de seiscientos mil manifestantes mientras que cálculos matemáticos más fiables  (superficie en metros cuadrados con una densidad de entre dos y tres personas cada uno), reducían la cifra de asistentes a entre doscientos y trescientos mil individuos.

Pero a pesar de esos datos y del grado de fiabilidad que las diversas fuentes nos merecen, estoy dispuesto a hacer un ejercicio de generosidad dando teóricamente por cierto los increíbles datos de la ANC,  pese a las mentiras de CiU para engañarnos con sus cuentos sobre el pacto fiscal y el independentismo, tratando inútilmente de esconder los recortes sociales que el gobierno de Artur Más, apoyado por la otra derechona, el PP, han ido perpetrado contra los sectores sociales más desfavorecidos y haciendo como que no recuerdan el rescate que estos mismos días andan reclamando al gobierno central.

Pues bien, ante todo ello, afirmo que somos una inmensa mayoría los catalanes que no estuvimos en la manifestación y que en general, tampoco  comulgamos con las ruedas de molino de la imposible y truculenta independencia ni con la historieta del pacto fiscal que de paso les sirve para ocultar el inconfesado propósito de cargarse de (sin) razones y poder preparar con ventaja unas truculentas elecciones a corto/medio plazo, ocultando, como de costumbre, la cartera detrás de la señera.

Y llegados a este punto, es obligado señalar el inexplicable silencio y la dejación en que han incurrido la mayor parte de quienes componen esa inmensa mayoría de catalanes  no nacionalistas que durante demasiado tiempo ha ido viendo cómo eran reducidos a la marginalidad social y política y cómo se les iba despojando de sus derechos por la acción inexorablemente de los sucesivos gobiernos autonómicos formados por las fuerzas nacionalistas, desde CiU hasta los tripartitos de Maragall y Montilla, procesos de marginalización y de negación de derechos  que sin duda tienen explicación, sólo en parte, por la gran traición de las organizaciones de la antigua izquierda catalana: socialistas, ex comunistas y los dos grandes sindicatos, CCOO y UGT todos ellos fervientes conversos al nacionalismo identitario que, incentivados por generosos fondos públicos, han sustituido el honesto concepto de clase para abrazar la aberración patriótica.

Asimismo, a esos renuncios de los catalanes no nacionalistas encontraríamos parte de la explicación si al abandono por parte de sus partidos naturales y sus sindicatos, añadimos  la complicidad culposa de las casas regionales y demás asociaciones de identidad nacional y regional que siempre estuvieron más atentas a la regular llegada de las copiosas subvenciones y a otros asuntos menores de índole folklórica antes que a aglutinar y organizar sus masas sociales para evitar que fuesen postergadas hasta la categoría de ciudadanos de segunda clase.

Por el contrario, los minoritarios aunque ya numerosos catalanes nacionalistas  no han dejado de crecer tanto por las sucesivas oleadas procedentes del adoctrinamiento en las escuelas del sistema como por la presión ambiental de las  cada vez más numerosas y más generosamente subvencionadas organizaciones y entidades culturales, lingüísticas y de todo tipo que conforman lo que algunos llamamos la “suciedad civil” o las “bases estabuladas” del universo soberanista, así como por la manipulación de los serviles medios de comunicación, con  la radio y televisión autonómicas a la cabeza o, para no aburrir con las muy extensas nóminas de los afectos, por la acción  de un empresariado sanguijuela, acogido al sol que más calienta y que más fondos maneja, el del poder nacionalista, agitando todos ellos el fantasma de la secesión como palanca para exigir quedarse con la llave de la caja.

En todo caso, convendría recordar aquí ciertas verdades que, por evidentes, a veces suelen ocultarse o incluso ignorarse. Veamos algunas de ellas, para desinflar o denunciar las ensoñaciones de los iluminados del independentismo y los insolidarios egoísmos de aquellos que reclaman un pacto fiscal tan injusto como los conciertos navarro y vasco que algún día habrá que cuestionar:

1 – Salir de España es igual a la salida de Europa sin posibilidad de retorno durante generaciones. Sería llevarse la parte correspondiente de la deuda soberana y de las cargas de la banca, compensar por la parte del ajuar y demás propiedades del matrimonio roto (puertos y aeropuertos, redes de ferrocarril, carreteras y autopistas, etc.),   afrontar la deslocalización de muchas empresas y tener que montar la infraestructura institucional interna y externa del nuevo estado así como renunciar al libre comercio con España y el resto de Europa o liquidar parte de los puentes con la comunidad latinoamericana.

Sin embargo, doy por improbable todo eso ya que  la independencia es, política, legal y legítimamente imposible porque, entre otros importantes requisitos, habría que proceder a la reforma de la Constitución por el complejo sistema en ella definido, con el acuerdo de al menos los dos partidos mayoritarios, PP y PSOE así como acudir a un referéndum como segundo muro infranqueable de forma que, repito, la cosa no cuela ni aunque por un momento nos creamos las patrañas de los irresponsables promotores de ese independentismo de boquilla.  

2 – A continuación, hay que denunciar la miserable deslealtad institucional y la traición perpetrada por parte de los componentes del partido único catalán (PUC) contra la Constitución y para con la inmensa mayoría de catalanes no nacionalistas, porque han alimentado irresponsablemente supuestos agravios comparativos con el resto de España lo que sólo puede acarrearnos antipatías y recelos de tantos y tantos españoles con los cuales todos los catalanes hemos convivido durante siglos e incluso  muchos cientos de miles de nosotros mantenemos diversos grados de parentesco.

3 – A pesar de esa deslealtad y constantes traiciones, es absolutamente intolerable la complicidad culposa de los dos partidos mayoritarios de ámbito estatal que a lo largo de más de treinta años han ido cediendo al chantaje y a la espiral  reivindicativa de las fuerzas nacionalistas sin que esa irresponsabilidad haya servido para otra cosa que para que inmediatamente después de todos los pactos y cesiones,  hayamos asistido a nuevas exigencias y más traiciones hasta el punto en que el desastre está ya llegando tan lejos que es  necesario atajarlo si es que todavía estamos a tiempo.

4 – Mientras tanto, algunos sectores del empresariado más interesadamente sumisos, harían bien en rezar a sus dioses patrios para que en el resto de España no imiten las indecentes consignas de boicot a los productos “españoles” que desde hace tiempo propagan impunemente los independentistas más radicales.

5 – Asimismo y en otro orden de cosas, todos los ciudadanos de Cataluña deberíamos exigir a algunos miembros de la minoría nacionalista que dejen de atribuirse la representatividad del conjunto de los catalanes, que no nos agobien con sus monsergas soberanistas y que, de una vez por todas, asuman las conductas propias de la democracia dejando de ningunear y acosar a quienes no pensamos como ellos y que, por poner sólo un pequeño ejemplo, abandonen la fea costumbre de quemar banderas españolas, simplemente preguntándose  por cómo sería su reacción en el caso de que  delincuentes del otro signo  fuesen  por ahí quemando banderas catalanas.

6 – Por lo que a pretendidos agravios fiscales se  refiere, debemos tener muy claro y decir con absoluta rotundidad que somos los ciudadanos y no los territorios los que tributamos y que hemos de contribuir con nuestros impuestos según el nivel de nuestros ingresos, con  independencia del lugar en el que hayamos nacido, de forma que cualquier modificación fiscal  sirva para luchar contra las desigualdades y nunca para fomentar la insolidaridad y las diferencias porque aquellos que piden comer aparte, lo que buscan es comer más que el resto de comensales.

7 – Atendiendo de nuevo a temas menores, aunque algunos los tengan por fundamentales,  preguntarìamos a los aficionados al deporte que sean partidarios de la independencia, si les parece asumible una liga de fútbol con el R. C. D. Español (caso de que no resulte ilegalizado tras los atentados sufridos en le diada independentista), junto con el Barça, Nástic de Tarragona, Girona, Sabadell, Terrasa, Andorra, la Gramanet, Cornellá, Hospitalet etc. excepción hecha de aquellos que se descolgaran para jugar en los campeonatos de España, supuesto país vecino.

8 – De todo lo antes dicho, una lógica conclusión es la de que CiU y el actual gobierno de la Generalitat no defienden ni son representativos  de la inmensa mayoría de catalanes, porque se ha entregado al exclusivo servicio de la minoría soberanista y que por el camino de la confrontación con el resto de España y de los catalanes entre sí, puede abocarnos a una trágica fractura social de funestas consecuencias y que, salvo en la facultad de que cada uno pueda  decidir el coche que vaya a comprarse, siguiendo las pautas del donde las den las toman, el mal interpretado derecho de autodeterminación por razones de falso agravio fiscal puede ser reivindicado por Pedralbes, Sarriá o Bonanova que sin duda pagan más que Nou Barris o Sant Adriá y que, acudiendo a la sensibilización cultural y lingüística, a lo peor nos topamos con que Cornellá, L’Hospitalet, Badalona o el propio Castelldefels podrían plantearse  reclamaciones independentista tan (i) legítimas como la que algunos reclaman para Cataluña…

  • Y ya está bien por ahora, que son muchos los razonamientos que podríamos esgrimir frente a la manipulación y los inconsistentes argumentos independentistas que sólo tienen la justificación y la credibilidad derivada de la prepotencia y la falsedad de los jerifaltes del citado Partido Único Catalán (CiU, PSC, Iniciativa, ERC) y de la culposa e irresponsable complicidad de los dos grandes partidos estatales (PP y PSOE) mientras que algunos sectores del constitucionalismo catalán, entre los cuales y desde la izquierda, ÁGORA SOCIALISTA, estamos manteniendo una desigual lucha por hacer comprender a la inmensa mayoría de la sociedad catalana que de una vez por toda se levante contra esa minoría que nos está llevando a la confrontación y al desastre.

Pepe Castellano. Militante socialista y Secretario de la Junta de ÁGORA SOCIALISTA.