Después de tantos años navegando sin rumbo conocido y a la deriva en aguas nacional catalanistas, el PSC se encuentra, por méritos propios, al borde de su extinción como partido de referencia del socialismo democrático en Cataluña… el PSC agoniza en fase terminal y cierra uno de los capítulos más bochornosos del socialismo catalán.
Parafraseando a Jesús Royo en uno de sus recientes artículos en el blog de Ágora Socialista, es hora de hablar alto y claro y yo añadiría también sin miedos ni verguënzas, sin resignación ni silencios vergonzantes y sin temor a perjudicar a la “patria o al partido”.
Sí, es hora de poner de manifiesto las infinitas mentiras propagadas en nombre del socialismo desde un partido que de socialista solo le queda la “s” pequeña en sus siglas, ni siquiera la bandera, que fué alevosamente sustituída hace mucho tiempo por el emblema nacionalista.
Es hora de desenmascarar a todos los agentes encargados de engañar miserablemente a toda una generación de ciudadanos honrados que los han votado una y otra vez incluso en detrimento y menoscabo de sus propios derechos sociales e individuales.
Es hora de hablar claro, pero no solo en relación al independentismo estrafalario de CIU y compañía que vivímos estos días, sino también respecto a las causas e indivíduos que nos han llevado a la presente situación político social de resultados impredecibles.
Causas que deberán ser objeto de rigurosos estudios en el futuro pero que se pueden poner de manifiesto ahora, al menos algunas de ellas. Entre ellas, figurarían, sin duda, el papel crucial jugado por el PSC, y sus dirigentes en particular.
Dirigentes “nacionalizados”, como diría un célebre humorista inglés para reflejar los defectos en calidades y méritos de ciertos políticos. En efecto, la contribución de esa pléyade de trileros del socialismo en la cúpula del PSC a la causa e ideal socialista no solo ha sido irrelevante o nula, sino también altamente nociva por los conceptos asumidos y contenidos de sus prácticas que han sido, a todas luces antisocialistas por definición, como la defensa de las tesis nacionalistas más retrógradas lo atestigua.
Después de tantos años navegando sin rumbo conocido y a la deriva en aguas nacional catalanistas, el PSC se encuentra, por méritos propios, al borde de su extinción como partido de referencia del socialismo democrático en Cataluña.
Gracias a personajes de triste memoria que nunca tuvieron que haber militado, y mucho menos haber ocupado puestos directivos en un partido al cual no estaban identificados ideológicamente, como el tiempo se ha encargado de demostrar, ni defendían sus intereses de clase privilegiada, el PSC agoniza en fase terminal y cierra uno de los capítulos más bochornosos del socialismo catalán.
En este contexto es ilustrativo, a modo de ejemplo, la meteórica ascensión de Pascual Maragall, entre otros dirigentes, a la primera línea del partido y de la política catalana sin ningún mérito que se le conozca, salvo prueba en contrario, y con el único bagaje político/intelectual de apellidarse Maragall. Por increíble que parezca, esa parece ser su sola credencial para ser nominado a la dirección del PSC, Alcaldía de Barcelona y, mas tarde, a la presidencia de la Generalitat….
Este, desgraciadamente, fué uno de los resultados de un partido dirigido y manipulado desde su desdichado nacimiento por una casta de farsantes y nacionalistas burgueses camuflados bajo el manto socialista.
Personajes como los “famosos” hermanos Maragall, Obiols, Sala, Nadal, Tura, Geli, Castell y un largo etcétera harto conocido en estos lares, al alimón con sumisos, acomplejados y oportunistas lacayos del corte de Montilla, Iceta, Ferrán, Zaragoza, Manuela o el sindicalista Alvarez, siempre imprescindibles para facilitar la tarea de los primeros, bloquearon desde el principio las esperanzas e ilusiones de millares de socialistas honestos de crear un partido socialista que representara las aspiraciones de progreso y libertad de todo el pueblo catalán.
Hoy resulta meridianamente claro, incluso para los más incrédulos militantes, simpatizantes y ciudadanía en general, que la labor de zapa de esos personajes en el PSC ha constituído el principal factor del fracaso del socialismo democrático en Cataluña en la era postfranquista.
Que los hermanos Maragall, entre otros muchos, han sido uno de los principales submarinos nacionalistas en el PSC es de dominio público hoy día, pero sus encubiertas maniobras las hemos puesto de relieve muchos militantes desde el segundo día de la fundación del partido. En Ágora Socialista, más recientemente, llevamos mas de 10 años denunciándo y destapándo la perversión ideológica del PSC y señalando los causantes principales que la han llevado a cabo.
Diáfano es también hoy que el torpedeo del proyecto socialista catalán fué, en parte, debido a la incompetencia y falta absoluta de visión política de la dirección del PSOE, que erró sistemáticamente en su política territorial del estado. Pero este punto será objeto de otro artículo futuro. Como tambien lo será el papel jugado por la militancia socialista catalana. Papel basado, salvo honrosas excepciones, en una adjecta ignorancia, pura cobardía y sumisión a ultranza a los nuevos amos del PSC.
Pero así es la naturaleza humana, con sus altos y bajos en los ciclos de ética e inteligencia individual. Aún hoy, con gran parte de los dirigentes del PSC actuándo abiertamente en contra de los resultados congresionales y mostrando su verdadera identidad, podemos observar sorprendentes reacciones en su favor entre los restos del naufragio socialista, tanto en Barcelona como en Madrid.
Que en la actualidad, y a pesar de las debacles electorales de los últimos tiempos y el congreso “regenerativo” del partido, el PSC continúa secuestrado por la misma casta nacionalista lo demuestra la incapacidad de Navarro y su equipo para expulsar, siquiera para salvar la cara públicamente, a ése personaje siniestro y oscuro que siempre fué Ernest Maragall. Incluso conociéndose fehacientemente sus manejos en la formación de un nuevo partido!
Al Ernest, Fernández le llama traidor. Bién, este indivíduo es un traidor declarado y confeso. Pero en este punto cabría cuestionarse, ahora que es novedad, si son más traidores los hermanos Maragall que Montilla o Iceta o Castells o Nadal o Ferrán, por ejemplo.
En mi opinión, todos ellos han formado parte importante de la trama para el desmantelamiento del socialismo catalán y asumción y propagación del nacionalismo, aunque en diferentes grados y por diferentes razones. Unos por pertenecer a la casta nacionalista burguesa desde siempre, otros por motivos arribistas y otros por pura supervivencia política, económica o social.
Sinceramente, no creo que todavía queden muchos militantes, simpatizantes o votantes con suficientes luces como para seguir creyendo a este partido y a esta clase política.
Créanme, es una causa perdida.
(*) José Luís Ruíz es miembro de Ágora Socialista
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